En 1.958, Pío XII lanzó una llamada para la evangelización del continente africano. Nuestra Congregación respondió afirmativamente y las tres primeras Hermanas misioneras, acompañadas por nuestras Superioras, llegaron a DANGBO el 15 de agosto de 1960. La Virgen las guió y el pueblo las acogió con entusiasmo. Dios en su Providencia envió más Hermanas para que la misión fuera sólida y el Carisma, legado por nuestro Fundador Juan M. Moye, se prolongara hasta nuestros días.
En la Misión había un sacerdote, varios catequistas y familias católicas. La gente de allí era pobre, honrada y trabajadora y acogieron con entusiasmo a las Hermanas, porque eran enfermeras, maestras y catequistas que estaban siempre disponibles y a su lado. Lo que más sorprendió a las Hermanas fue constatar que la escuela era para chicos y las chicas se quedaban en casa ayudando a la madre, en el campo o vendiendo los productos cultivados. Pronto se dieron cuenta de que la mujer estaba marginada.
Comenzaron a visitar casas y pueblos vecinos intentando convencer a las madres de familia para que dejaran ir a sus hijas, mayores de 15 años, a un "Centro de Promoción de la Mujer" que crearon en la Misión para que aprendieran a leer, a escribir, corte y confección y fabricación de conservas. Todo costó al principio, pero ante sus ojos se abría un nuevo horizonte para un futuro mejor. Sus vidas mejoraron y cambiaron y también la de sus hijos e hijas que empezaron la escuela a los seis años. Surgieron vocaciones religiosas y actualmente las Hermanas beninesas trabajan por la Iglesia y por su país, para que África sea más próspera en todos los sentidos.
Una idea fenomenal. Saludos para Antonia y sus hermanas.
ResponderEliminarFelipe